Y en el verano llegaba el cine.
A llegar el fin de semana una camioneta bajaba las sillas de la iglesia, que eran de esas de madera, plegables, Y las disponía en filas una detrás de otra en el frontón grande.
En la pared del frontón, colgando de la alambrada de arriba se ponía una tela blanca grande.
Y empezaba la magia.
Cada uno bajábamos de nuestra casa con nuestro bocadillo. Porque gran parte de la magia se encontraba en comer el bocadillo en ese cine al aire libre con los amigos. Aparcábamos las motos afuera, al lado de la cafe, y nos solíamos sentar del centro para adelante.
Películas que recuerdo:
Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Me pareció tal petardo que aún hoy soy incapaz de verla. Cada vez que oigo esa película me acuerdo de una novela de Lawrence Durrel llamada El cuarteto de Alejandría. Lawrence era hermano de Gerald Durrel, escritor y naturalista cuyos libros me han acompañado y hecho reír a lo largo de muchos años.
El baile de los vampiros. Me reí muchísimo pero, y todo tiene un pero, esa noche no pude dormir. Ya era mayorcito, pero aquella noche eran todo pesadillas. Y es que el final, que no voy a desvelar aquí, no me gustó.
Horizontes Lejanos. Una película larguísima y que era también un poco rollo. De hecho no la he podido volver a ver.
A esas sesiones venía de vez en cuando unos chavales de San Sebastián de los Reyes, Sanse.
En aquellos tiempos había una gran rivalidad entre los 'pijos' de Fuente y los 'quinquis' de Sanse. Tanta que en alguna ocasión llegamos a las manos. Recuerdo una en el frontón pequeño en la que hubo algo más que palabras y que los típicos empujones amedrentadores de machos ibéricos.
Pero no recuerdo que en lo que era nuestra pandilla llegara la sangre al río.
También aprovechamos alguna de esas sesiones para pelearnos con algún grupo de los mayores. En mi memoria tengo a un conocido político actual que tuvo la mala suerte de ser como era. Y así le fue en esa sesión. Cosas de chiquillos.
Pero no era solo Fuente el sitio en donde se pasaban películas. También en la vecina y cercana Ciudalcampo, y también en los fines de semana. Pero allí se hacían en sitio cerrado. No sé si todas, pero sí la que tengo en la memoria. Íbamos allí en las motos. Era posible sin necesidad de pasar por la autovía puesto que podíamos pasar al RACE por caminos y luego cruzar a Ciudalcampo.
Allí la gente de Fuente no era bienvenida, como corresponde a buenos vecinos.
En una ocasión fuimos por allí bastantes de Fuente, incluyendo la pandilla de los mayores. Siempre pensé que ya iban con ánimo de montar alguna juerga. Porque se montó. Nos echaron a todos de allí y tuvimos que salir por piernas. O sea, por motos.
También el cine en Fuente nos ayudó a hacer nuevos amigos, o al menos conocidos, entre los 'quinquis'de San Sebastián de los Reyes, con los que más adelante pasamos buenos y no tan buenos momentos.
Pero eso se sale ya de esta historia.